Primero de todo quiero pedir disculpas a los seguidores habituales de la sección de misterios por la ausencia de artículo de la semana pasada, pero una serie de motivos personales de mi colaborador Francisco Ahumada y míos hicieron imposible la publicación del mismo.
Como compensación, esta semana os traemos un tema interesantisimo. Se trata de avistamientos de seres de otro planeta en nuestra misma provincia, Cádiz. Sin más rodeos, os dejo con este magnífico artículo:
INFILTRADOS EN CONIL: UNA HISTORIA
APARENTEMENTE IMPOSIBLE
Era una mañana del mes de Octubre de 1989 y me disponía a desayunar, cuando mi padre, que todas las noches solía escuchar la "Cadena Ser", me comentó que la anterior habían entrevistado en la misma a un grupo de chicos que aseguraban haber visto en Conil, a dos supuestos extraterrestres transformarse en humanos. Cuando escuché la historia, me quedé sorprendido, pero instantes después de hacerlo, me eché a reír. La historia parecía absolutamente descabellada. "Estas cosas solamente pueden contarse en Cádiz" pensé; pero unos días después, la noticia se publicó en el "Diario de Cádiz", concretamente, el 5 de Octubre. Entonces, y tras leer el artículo, comencé a tomarme en serio el relato de unos chavales que aseguraban haber sido testigos de "lo imposible".
Los protagonistas de esta historia se llaman Isabel Sánchez, Pedro González, Loli Bermúdez, Lázaro y Pedro Sánchez. Los cinco solían reunirse frente a la playa de los Bateles, en Conil de la Frontera, para charlar en la fina arena de ésta, sin embargo, durante varias semanas del mes de Septiembre, venían observando una extraña luz de color rojo que evolucionaba en el cielo para situarse sobre el puerto de Conil y luego desaparecer. Acostumbraba a aparecer siempre sobre la misma hora, las 20:30. No parecía tratarse de ningún helicóptero o avión, así que la noticia se extendió entre los chavales y el 29 de Septiembre, apareció la misteriosa luz una vez más, pero acompañada de otra que venía del mar. Tenía forma de media luna con unas luces rojas en su interior dispuestas de forma triangular. Este objeto se perdió con dirección al pueblo, pero además, apareció otro de color anaranjado. Éste último era un continuo destello, por lo que no pudieron distinguirle forma alguna. Lo extraño del suceso fue que, éste ultimo parecía "comunicarse" con el situado sobre el puerto de Conil que los chavales ya conocían sobradamente, ya que cuando uno emitía un destello, el otro parecía "contestarle" con dos. Así estuvieron en torno a media hora, mientras los chicos contemplaban atónitos el espectáculo que les estaban brindando aquellas misteriosas luces, cuando se percataron de que de la orilla, venían dos "personas", aunque cuando se fijaron bien, no parecían normales. Eran dos seres de más de dos metros de altura, con unas larguísimas túnicas blancas que les llegaban hasta los pies, los cuales, no pudieron distinguir en ningún momento. Aparentemente, no parecían tener pelo y tampoco llegaron a divisarles facciones en el rostro. Con los brazos pegados al cuerpo y unos andares muy torpes, intentaron acercarse al grupo. La impresión fue tal, que todos salieron corriendo y se quedaron a una distancia de unos 30 metros de los seres, que consideraron prudencial. En aquel momento, los entes se detienen, dan la espalda a los testigos y dirigen sus miradas a la luz situada sobre el puerto. Tal y como cuentan los testigos, en esos instantes ven caer lo que denominan una "estrella fugaz". Una luz pequeña, como una pelota de tenis y de un color blanco-azulado. Surge a escasos metros sobre las cabezas de los seres y se esfuma cuando parecía que iba a chocar contra ellos. Acto seguido, sin inmutarse, los dos seres se sientan en la arena y excavan un pequeño montículo a su alrededor que parece tomar forma de herradura. Segundos después, según los testigos, "se dejan caer de espaldas, siempre tiesos como palos".
Croquis de los seres avistados en Conil (realizado por Juan Bermúdez). |
Los seres parecen intercambiarse una especie de esfera de color azul durante varios segundos, hasta que cuando dejan de hacerlo, se incorporan y ante la atónita mirada de los chavales, ya no eran los dos seres enormes y deformes que habían visto momentos antes; sino que eran un hombre de más de dos metros, con melena rubia y vestido con pantalón y camisa vaqueras, que junto a una mujer, casi tan alta como su compañero, pero de pelo largo moreno y vestida con una falda de color blanco, se dirigen hacia el pueblo. Los chicos no se lo podían creer, pero los hechos no se habían terminado. Minutos después, mientras los testigos debaten entre ellos si lo que han presenciado es todo fruto de la imaginación, aparece sobre el agua una especia de nube pequeña que parece dirigirse hacia la costa. Cuando lo consigue, los chicos distinguen en la noche a un ser mucho más alto que los que habían tenido oportunidad de contemplar momentos antes. Este supuesto ente, medía según los testigos, más de 3 metros y estaba vestido con un mono de color negro que le cubría la totalidad del cuerpo. Lo más curioso de la descripción que realizan, fue que poseía una desproporcionada cabeza en relación al cuerpo, la cual tenía forma de "pera invertida" y sus ojos eran de color negro con una forma ovalada. El ser se queda parado en la playa, observando a los chicos, hasta que pasados unos segundos, se mueve para intentar perderse en el "roqueo". Dos de los chavales incomprensiblemente, salen corriendo tras él; pero por mucho que lo intentaban, más lo hacía el ser, que llevaba los brazos pegados al cuerpo y parecía deslizarse a una cuarta del suelo sobre una especie de sustancia gaseosa. Los demás comienzan a gritarles para que se paren, y cuando lo hacen, también lo hace el ser. Les da la cara y en esos momentos, pudieron verle el rostro perfectamente. Lo que más terror les despertó fueron los dos enormes ojos que tal y como describieron, parecían dos enormes "huevos negros". Los chicos tuvieron la sensación de que les estaba advirtiendo de que no les continuaran persiguiendo. Posteriormente, el continuó con su camino hasta que se perdió en la oscuridad de la playa.
Dibujo del supuesto ser de negro que observaron los chicos. |
Tras este sorprendente incidente, los chicos se ponen en contacto con Juan Bermúdez, colaborador de la "Cadena Ser" y dibujante. Tras contarles lo sucedido, les acompaña al lugar de los hechos y descubren la muralla que los seres habían formado y tras la que se habían escondido, junto con unas extrañas huellas en forma de círculo, las cuales aparentemente, no podían haber sido formada por los seres. Lo extraño de estas huellas, fue que parecían tener forma de pie, pero mucho más grandes que el de una persona. Medían aproximadamente unos 45 centímetros. El puente del pie parecía curvado y el dedo pulgar, mucho más desproporcionado y enorme que el resto.
Al día siguiente, Pedro González observó a un grupo de personas inspeccionando la playa, rastreando la arena con detectores y varios helicópteros sobrevolando la zona. Junto con algunos amigos más, acude al paseo marítimo pudiendo comprobar con sus propios ojos el amplio despliegue de rastreo que se efectuaba sobre la playa de los Bateles. Según contó el propio Pedro, días antes del 29 de Septiembre, una pareja de amigos que venían de Madrid, le contaron que circulando con su coche por la carretera situada junto a la playa de los Bateles. Cuando se disponían a bajar del vehículo vieron como llegaba una furgoneta blanca y de la que bajaron siete personas perfectamente trajeadas. Uno de ellos se aproximó al automóvil de la pareja madrileña para pedirles la documentación. Por lo visto eran policías y les dijeron que se marcharan de allí.
Dos meses después del avistamiento de los jóvenes, varios agentes de la policía local, fueron testigos de unos extraños objetos que iluminaron a su paso tanto las instalaciones de "Telefónica", como las de una "instalación" militar cercana a la playa de los Bateles.
El caso fue investigado por el "GEIFO" (Grupo Español de Investigación del Fenómeno Ovni), el cual, realizó un informe exponiendo que los seres que habían visto los jóvenes eran los buzos de un cablero británico, el "C. S. Monarch", que estaba surcando frente a la playa de los Bateles. Con una falta de rigor absolutamente abismal, tachan a los chicos de "alucinados" que confunden buzos con humanoides de más de dos metros y vestidos con túnicas blancas. Aparentemente, consiguieron lo que buscaban, que no era otra cosa que silenciar los hechos. Rápidamente, dan la noticia al "Diario de Cádiz", y éste unos días después (el 16 de Octubre), expone en sus páginas la siguiente noticia: "los extraterrestres de Conil eran operarios británicos que colocaban un cable telefónico".
El famoso investigador navarro, Juan José Benítez, se personó en la localidad gaditana para investigar los hechos "in situ". El resultado de sus pesquisas fue publicado en un impresionante libro llamado, "la quinta columna". En el mismo, Benítez llega a la conclusión, después de varios meses de investigación, de que el GEIFO había mentido. Además, años después, publicó en su página web una entrevista con el capitán del supuesto barco que estaba faenando en los Bateles. Al parecer, Michael Robin Donaghy, que era su nombre, aseguró a Benítez que todo lo que había afirmado el GEIFO acerca del caso, era "rubbish" (basura en inglés). Aseguró que el barco no se encontraba frente a la costa de Conil en la playa de los Bateles, sino a más de 50 km de la misma, por lo cual, era imposible que dicho barco fuera avistado a simple vista, y mucho menos que se encontrara frente a las inmediaciones de dicha playa. Además, durante esta entrevista, afirmó que tanto él como su tripulación, observaron aquel 29 de Septiembre unas extrañas luces rojas en el horizonte, a las cuales intentaron acercarse porque pensaban que era un buque en apuros. Se pusieron en contacto con el mismo, recibiendo una respuesta en inglés perfecto, diciendo que se trataban de pescadores y que se hallaban en perfectas condiciones, cosa que extrañó a Donaghy, ya que dichas luces no parecían proceder de ningún barco aparentemente.
Semanas después del incidente, el policía gaditano, Jesús Borrego, que se dedicaba además a investigar el fenómeno OVNI, se persona en Conil para entrevistarse con los chicos. El 15 de Octubre lo hace, y tras tomar con los mismos unos refrescos en un bar, les pide que les lleve al lugar de los hechos. Cuando lo hacen, y una vez que volvían hacia la playa, observan que a la misma entra una extraña pareja a la cual, los jóvenes se quedan mirando con interés. Lo extraño de la misma, era que el hombre, el cual era altísimo, tenía una enorme melena rubia que le nacía en una cabeza donde la frente era desproporcionada, teniendo el nacimiento del pelo mucho más atrás de lo habitual. La chica por contra, era morena y mediría más de un metro noventa. Cuando pasan junto a los chicos, el hombre le pasa el brazo por encima a la mujer, ya que ésta parecía intentar mirarles. Tras unos segundos de asombro, uno de ellos levanta la voz: "estos son los dos que vimos hace dos semanas transformase en la playa". Jesús Borrego, que tal y como comenté anteriormente, era policía, actúa con sangre fría. Les pide que uno de ellos le acompañe para seguir a la extraña pareja, mientras le dice a los demás que se queden esperando. El hombre y la mujer les llevan unos 150 metros de ventaja. Era de noche, sobre las 9, pero la visibilidad era muy buena. De repente, y ante la atónita mirada de Borrego, la pareja desaparece. Comienza a seguir las huellas que habían dejado, y se da cuenta de que desaparecen en el agua. Ante sus sorprendidos ojos, aquella pareja sencillamente, se había "desmaterializado", porque no había otra explicación aparente.
Hasta aquí, el relato de este apasionante caso ocurrido hace más de 20 años. Yo personalmente he estado en Conil varias veces intentando buscar información y, aunque no he podido obtener ninguna novedad que aportar al mismo, sí es cierto que en esta localidad gaditana aún se recuerda, es más, muchos de los que lo hacen, aseguran que los chavales no mentían, que eran chicos normales sin ningún tipo de afán de protagonismo y que el caso intentaron silenciarlo. Sin embargo, sí me gustaría aportar el testimonio de una persona que encontré en Internet y con la que me he puesto en contacto, pero desgraciadamente, no he podido entrevistarme aún con ella. Lo dejo y que cada uno saque sus propias conclusiones:
"No me interesa crear polémica sobre lo que sucede en Bateles. Sólo contar lo que SÉ que vi (a lo mejor, le puede servir a alguien mi testimonio). Fue en Semana Santa del año 2006, mi esposa y yo lo vimos, aproximadamente a las dos de la madrugada, con luna casi llena. No vimos dos seres sino uno solamente, enorme, debía tener unos tres metros de altura o más, cabeza blanca grande, amorfa, aparentemente sin cabello, y vestido con una túnica blanca que llegaba hasta el suelo. Cuando lo vimos, primero pensamos que era un hombre de la misma altura que nosotros, vestido de blanco (estaba a unos cincuenta metros de nuestra ubicación) pero luego, cuando se incorporó, nos dimos cuenta de que mientras lo observábamos él (o “eso”) había estado agachado o en cuclillas todo el tiempo. Fue cuando se puso en pie, lentamente, que caímos en cuenta de lo imposiblemente alto que era. Mi esposa me preguntó: “estás viendo lo mismo que yo estoy viendo”? –Cuando le respondí afirmativamente, cuando comparamos lo que estábamos viendo, ella quiso huir en dirección al pueblo, hacia la seguridad de un macrobotellón que tenía lugar en el malecón, a unos trescientos metros detrás nosotros (tal vez a menos distancia), pero yo insistía en dirigirme directamente hacia lo que estábamos viendo. Ella tiraba de mí, yo tiraba de ella. Así que ni nos fuimos ni avanzamos. Nos quedamos mirando al ser que se dirigió hacia la orilla del mar. De repente, no lo vimos más pero sí vimos a un grupo de gente que, lo juro, no estaba antes en ese lugar. Eran tres o cinco personas. Parecían pasarse entre ellos una pelotita roja brillante (no azul, como han dicho o escrito otros testigos que han visto algo semejante en esta playa). Yo sugerí que quizá se tratara de la luz roja que sirve para que el flash y el autofoco de las cámaras fotográficas digitales puedan funcionar en la oscuridad. “Se están haciendo fotos”, dije, pero durante los diez minutos que los estuvimos observando no vimos ni un solo flash de cámara dispararse. Después, …no había nadie. Era totalmente imposible que aquellas personas se marcharan sin que nosotros las viéramos, caminando hacia el Este o hacia el Oeste, o en dirección a nosotros (repito que había luna casi llena, por lo que la oscuridad no era total), a menos que se hayan ido nadando hacia el
Sur, hacia Marruecos. No fue cosa de porros y cervezas, aunque algo habíamos fumado y bebido, debo admitirlo, pero al día siguiente la amiga que nos había invitado a pasar la Semana Santa en Conil, después de escuchar nuestro relato, nos enseñó una página web en la que se pueden leer y escuchar testimonios de otras personas que han visto a este gigante cabezón en Conil; en Bateles, más concretamente. Las descripciones que hacen y los dibujos que han subido a esta página coinciden enormemente con lo que fuera que vimos mi esposa (ex, ahora) y yo, que somos periodistas. No nos interesa dar a conocer nuestras identidades ni aparecer en Cuarto Milenio ni hacer alharaca con esto. Escribo solamente para desahogar un poco mi asombro y perplejidad, sentimientos que regresan a mí cada vez que recuerdo aquella noche loca en Conil".
Bueno, hasta aquí ha llegado el artículo de hoy. Espero vuestros comentarios sobre que os ha parecido, a mi personalmente (que no conocía el caso) me ha sorprendido bastante...
Sin más, nos despedimos hasta la próxima, esperamos que os haya gustado!!