Como os comenté en el volumen anterior de esta sección, aquí os traigo la segunda parte de la historia de "El Exorcista", de la mano de mi buen amigo Francisco Ahumada, que se lo ha currado como nadie...
"EL
EXORCISTA": LA HISTORIA REAL.
La película "El
exorcista" es historia del cine de terror porque cambió la forma de
concebirlo. Detrás de una buena película, no solamente existen grandes actores
y grandes directores, sino también, grandes guionistas. En este caso, su
director, William Friedkin, se basó en una novela titulada igual que el
film, y que vio la luz dos años antes que éste, en 1971. Lo más curioso es que,
su autor se inspiró en una historia real para escribir un terrorífico libro que en poco tiempo se convirtió en "best seller".
William Peter Blatty,
el autor de la novela en la que está basada el film, comenzó a escribirla en los
años 50, tras tener conocimiento de un caso real de posesión ocurrido en la
década de los 40 en Maryland. Blatty quedó impresionado cuando siendo un joven
estudiante de literatura en la Universidad jesuíta de Georgetown, leyó en Agosto
de 1949 en el "Washington Post", el siguiente titular: "Un sacerdote libra a un joven
de Mount Rainier de las garras
del demonio". Veinticinco años después, tras investigar los hechos y de
cambiar la identidad del protagonista por la de una niña, escribió el libro que le llevó al éxito literario.
Imagen de William Peter Blatty |
Tenemos conocimiento
hoy en día de esta historia, gracias al historiador americano Tomas B. Allen,
el cual consiguió que cuatro décadas después de los hechos, el padre Halloran,
uno de los nueve sacerdotes que asistieron al padre Bowdern en el exorcismo, le
facilitara el diario del mismo. Este documento fue hallado en el año 78 durante
las obras de los hermanos pobres de Saint Louis, en una de cuyas habitaciones,
se produjo el último y definitivo exorcismo. Estaba formado por 26 páginas
mecanografiadas en las que se recogen el testimonio de 48 personas que
asistieron a la víctima en su inexplicable estado. Debajo de éste párrafo se puede
apreciar la noticia que salió en el "Washington Post" en el año 1949,
en la que se cuenta cómo un chico fue exorcizado. Tras leerla, Blatty quedó tan
impresionado que decidió documentarse para escribir una novela acerca del suceso.
Portada del periódico en el que apareció la noticia en la que se basó Blatty para escribir su novela. |
El protagonista de esta
historia se llama Robbie Mannheim, un muchacho normal de trece años que vivía junto a su familia de creencia
Lutero-cristiana en Bunker Hill Road, en Mount Rainier (aunque éste fue un
pseudónimo que utilizó para proteger su imagen, pues su verdadero nombre era
Ronald Hunkeler). Robbie tenía una gran relación con un familiar, su tía
Harriet que era médium y con la que realizaba sesiones de "Ouija" con
el objeto de entrar en contacto con el más allá. Los primeros hechos ocurrieron
el 15 de Enero de 1949. En la casa, comenzaron a escucharse extraños sonidos,
tales como rasguños en las paredes o misteriosos pasos en partes de la casa en
las que aparentemente no había nadie. Además, algunos muebles se movían solos,
e incluso en determinados momentos, los objetos levitaban. Todo esto
evidentemente, provocó sobresalto en la familia; pero los acontecimientos no
habían hecho nada más que comenzar.
El 26 de Enero,
falleció inesperadamente la tía de Robbie, y a éste no se le ocurrió otra cosa ante
el dolor que sentía en su interior, que intentar ponerse en contacto con ella
utilizando como medio la tabla "Ouija". A partir de este hecho, el
chico comienza a experimentar un cambio. Empieza a emitir un hedor insoportable
y se comporta de forma extraña, hasta el punto que parece que la personalidad
le ha cambiado. Su cuerpo muestra marcas de golpes y cortes inexplicables, de
hecho, algunos testigos aseguran haber presenciado palabras marcadas con sangre
sobre su torso, entre ellas, "Louis, odio, sábado". Se muestra
agresivo y susceptible, además de que utiliza un lenguaje soez que nunca antes
había mostrado.
Imagen del padre Halloran, uno de los sacerdotes que asistió al exorcismo y que entregó el diario del mismo al historiador Tomas B. Allen |
Ante la situación, su familia decide que es el
momento de que los médicos emitan un diagnóstico acerca de lo que le está
sucediendo. Aparentemente para la medicina, Robbie no sufría ningún tipo de
enfermedad ni problema físico; por lo que no terminan de encontrar el motivo de
su comportamiento. Tras llevarlo a un psiquiatra, el cual coincide con los
anteriores médicos que le habían visto, lo llevan al reverendo Luther Miles
Schulze. Él mismo le pidió a la familia pasar una noche con el muchacho para
observar su comportamiento. Según reveló Schulze, se oyeron ruidos que
provenían de la propia cama del niño, arañazos en las paredes y sábanas
moviéndose por sí solas. Además, los ojos del muchacho, según cuenta este
sacerdote, le provocaron un horror indescriptible. Después de este suceso, el
reverendo decide que Robbie necesita un exorcismo. De esta forma, el caso llega
a manos de Edward Hughes, un sacerdote católico que practicó este ritual en el
hospital de la Universidad de Georgetown; pero la tremenda violencia del chico,
el cual arrancó un gancho de la cama y se lo clavó a Hugues en el brazo,
provocaron que éste detuviera el exorcismo y lo enviara a casa. Durante el
camino de vuelta, Robbie desarrolló varias ronchas en su cuerpo y su familia
decidió llevarlo a otros dos sacerdotes, William S. Bowdern y Raymond Bishop,
que se encargaron de analizar la autenticidad de la posesión. Una vez que se
aseguran de esto, deciden practicar un exorcismo que comienza el 16 de Marzo,
pero esta vez, en la casa de los Mannheim. A lo largo del mismo, aparecen
nuevas señales en el cuerpo del muchacho, palabras como "evil"
(diablo) e "hell" (infierno) que emergían y desaparecían de su piel.
Escupía y lanzaba improperios contra los sorprendidos sacerdotes, los cuales
además, fueron testigos de la increíble fuerza con la que era capaz de
atacarles. Uno de ellos sufrió un tremendo impacto sobre su cara que le partió
la nariz.
Uno de los hechos más
curiosos fue que, era capaz de hablar en perfecto latín, una lengua que en
ningún caso conocía ni había estudiado. Los sacerdotes cuentan que intentaba
provocarles en esta lengua.
Después de varias semanas
de rituales, Robbie no daba señales de mejora. Ante esta tesitura, fue recluido
en un centro especializado en enfermedades mentales. Durante la pascua, se
celebró otro exorcismo. Para entonces, el aspecto del muchacho había cambiado
de forma increíble, hasta tal punto que parecía haber mutado siniestramente: su
piel estaba llena de heridas y pústulas, su aliento emitía un intenso hedor a
amoníaco y su voz había ganado en potencia y ferocidad. Además, la habitación
en la que estaba recluido tenía una atmósfera gélida, a pesar de que en todo
momento se intentó que no fuera así.
El 18 de Abril, a las
once de la mañana, se realizó el último exorcismo sobre Robbie, el cual se
revolcaba gritando continuamente, "Satán". El padre Bowdern, agotado
física y mentalmente por las semanas de intenso ritual que había llevado a
cabo, se enfrentó a la que sería su última batalla. Ese día, el chico había
comulgado y los hermanos pobres habían colocado en su habitación una estatua
del arcángel San Miguel venciendo al diablo, simbolizado por un dragón. Con el
último "amén" del exorcismo, una voz autoritaria y que no se había
mostrado hasta ese momento, salió de la voz de Robbie, diciendo: "Satanás,
Satanás, soy San Miguel y te ordeno a ti y a los otros espíritus malignos que
abandonéis el cuerpo en nombre de Dominus inmediatamente. Ahora, ahora,
ahora". Durante siete u ocho minutos, Robbie realizó tremendas
contorsiones, hasta que en un determinado momento, dijo: "se ha ido".
Entonces, miró a la cara a los sacerdotes y les aseguró sentirse bien. Todos se
felicitaron al ver que las semanas de esfuerzo habían dado sus frutos. Robbie
contó cómo había visto en sueños al arcángel encarándose con el diablo y
haciéndole retroceder hacia una cueva cerrada con barrotes en cuya entrada
estaba escrita la palabra "spite" (rencor). Cuando los demonios
abandonaron su cuerpo, notó que algo tiraba de su estómago. Posteriormente,
sintió relajación y alivio.
Imagen de Ronald Hunkeler, el verdadero protagonista de la historia. |
A la mañana siguiente,
comulgó en la capilla del hospital y durmió una larga siesta. Al despertar, no
recordaba absolutamente nada de lo que le había acontecido. En esos instantes,
se escuchó una tremenda explosión en el hospital. Bowdern, que no se fiaba de
que el ritual hubiera surtido el efecto deseado en su totalidad, esperaba una señal de que así hubiera sido. El
ruido de aquella explosión, fue interpretado por él como la señal de que la
entidad maligna que había poseído el cuerpo del muchacho, se había marchado
definitivamente.
Cuando Robbie abandonó
el hospital, su habitación fue cerrada con llave y en el cajón de la mesilla
junto a la cama del mismo permaneció el diario del padre Bishop, con todos los
detalles de la extraordinaria experiencia que él y el resto de sacerdotes que
le acompañaron, presenciaron durante varias semanas. Con el paso de los años, William
Peter Blatty se entrevistó personalmente con Robbie con el objeto de conseguir
información para su novela, ya que en principio, quería abordar el caso
original. Tras esta entrevista, decidió modificar el protagonista para no
ocasionarle problemas al chico.
Así fue cómo se gestó
una de las películas y novelas más escalofriantes de la historia. Hoy en día,
con una sociedad más preocupada por los problemas económicos que por creer si
el Diablo está detrás de los males del hombre, muchos piensan que la posesión
diabólica es algo que quedó en la Edad Media; pero tal y como se dice en la
sura número 18 del Corán, "quien quiera creer, que crea, y quien quiera negarse
a creer, que no crea ...".
Y hasta aquí esta fascinante historia... Gracias de nuevo por tu colaboración Francisco Ahumada!
Espero que os haya gustado y nos leemos en la próxima!
Muy buena la entrada,me ha encantado leer la historia,Besos
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